Quiero preguntarle a todos los salvadoreños ¿por qué nos gusta hacer las cosas que sabemos que están mal y luego nos lamentamos de que nos miren mal?
Uno: todos en este país sabemos que para cruzarnos una calle sin que nos pase nada tenemos que utilizar las pasarelas que el gobierno, como obra de caridad, ha puesto en las calles más concurridas. Pero somos tan cabezones, tan tercos y tan confiados que seguimos cruzándonos las calles a pie, exponiendo nuestra vida e incluso la de los niños al filo de una línea amarilla que divide los carriles. No sé ustedes, pero hoy que manejo me da una cólera ver cómo la gente puede ser tan burra y no darse cuenta del peligro al que se exponen. Es risible, pero si el semáforo está en rojo, la gente no pasa o si lo hace, busca la "mera mitad" de la calle para esquivar los carros en vez de utilizar las líneas blancas o zebra que el sacrificado Ministerio de Obras Públicas ha pintado como "zona peatonal".
Pero si el semáforo está en verde, ja! a la gente le vale un pepino y pasa como Juan por su casa aunque tenga casi encima el vehículo. ¿Qué les pasa gente?
Dos: sabemos que tenemos que depositar la basura en bolsas y esperar a que pase el camión de la basura el día indicado, el día que se les ha roncado la gana programar a la alcaldía de nuestro municipio. Pero no. A los salvadoreños les gusta sacar la basura cuando se les da la gana para que los perros callejeros, que en este país abundan, rompan las bolsas y dejen esparcida por toda la calle las cáscaras de plátano, la caja de la Pizza Hut, las toallas sanitarias de las mujeres y un sin fin de cosas más. ¡Dios mío!
Y bueno, qué decir de la gente que sabe que no tiene que tirar la basura a la calle cuando viaja en bus o en carro.
Nos quejamos de que otros países nos llamen "sucios". Por favor!!!! Ellos se quedan cortos al llamarnos así. Si somos unos cerdos completos que no tenemos conciencia de que la botella de plástico que botamos por la ventana y que quedará en la cuneta tardará miles de años en desintegrarse y como efecto inmediato, tapará los tragantes de nuestras colonias y luego, cuando llueva, provocará accidentes tan lamentables como el del bus que cayó al río con 31 personas.
Señores, por favor!!!! Tengan pena!!!! Aunque anden el carro todo sucio, no boten la basura en la calle.
Sabemos que no se debe hacer, pero lo hacemos y luego preguntamos por qué le llaman a la alcaldesa de San Salvador, la reina de la basura.
Tres: sabemos de sobra y con miles de casos como ejemplos que manejar ebrio o a excesiva velocidad sólo provoca accidentes y muertes. Dios mío!!! Pero si esto es el pan de cada día en la calle. Nos quejamos y nos quejamos de que somos un país con un alto índice de accidentes de tránsito, pero a la hora de pisar el acelerador, nos vale pepa si la abuelita se quiere cruzar la calle o si el señor está poniendo la vía para pasar al otro carril.
Somos unos kin kon con licencia en la calle. Y luego decimos "pobrecitos" cuando vemos en las noticias a esa gente que se mata o que queda paralítica por los accidentes de tránsito.
Y así podría enumerar miles de cosas más que siempre hacemos a pesar de saberlo con sobrados ejemplos...
Mejor apoyo la frase de la Marcela, hija de un querido colega que sólo tiene seis años, "Diosito, dame la ayuda".
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